Mi propia aceptación
Aug. 8th, 2009 09:16 pmLas olas de alegría que recorren el ánimo de la joven población me vienen a resonar como hierro caliente porque
a) Nunca aprendí a divertirme
b) Envejecí a mis 8 años de manera irreconciliable con el universo, que se mece sobre el hombro del que está acorde con la vida.
c) El amor me invita a sacar el patetismo del centro de mis sentimientos desmesurados, como dicen por ahí.
Con las alternativas anteriores predispuestas al fracaso hipotético de una respuesta bien entendida o, por lo menos, que no se contradiga con pequeños momentos laterales de la condición sujeta a mis pequeñas propuestas, dignas de que carcajadas se posen en su veracidad, podría construir lo que se le suele llamar camino, alias destino y todas esas palabras altisonantes que se emplean para denominar la vida y cómo la recorremos, si es que existe la linealidad, claro está.
Puede que de comprensión ilimitada carezca y sólo tenga mis soliloquios mal planteados, mal plantados en el panorama mundial que se contuerce por los momentos en que la pérdida de lucidez se apodera de los ilusos, malos reos de este gobierno extremo de la vida porque
a) La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida
b) Los caminos no se cruzan, sólo se vislumbran momentos de encuentro por el simple hecho de que el masoquismo es un método ultra utilizado, mientras yo creo que es mi manera de expresarme.
c) La vida es una sola y hay que vivirla a concho (pero mejor deshecho la última alternativa, por lo menos para los que sabemos que la vida es múltiple).
Los casos anteriormente estipulados me llevan al suicidio crónico de las mañanas, que se perfilan distantes unas de otras, pero circularmente hablando, podemos tangencialmente experimentar que todo es una gran mentira, consecuencia de los programas de televisión y tantas otras lacras sociales, de aquellas que instauran la ignorancia como punto de partida para convencer al público asistente de que mañana será otro día y hay que vivirlo con alegría. Patrañas inventadas por un tal Jesús, que tiene de su parte a la población mundial, de donde originalmente se inició el problema, más específicamente la juventud que me invita a mirar por la ventana mientras de otras maneras se manifiestan las subversiones que no comprendo, mientras busco
a) El amor
b) La amistad
c) Mi propia aceptación
Concluyentemente precisa, precisamente concluyente, pero por sobre todo verdadera es la inestabilidad de la posición actual de los astros, que vienen a incidir en mi ánimo tal como lo leí en el horóscopo de la mañana, segunda biblia para algunos. Pero sobre todo cabe destacar que me falta convivir plácidamente con mis condenas, mis existencialmente podridos sentimientos de los cuales nacen las inseguridades que me provocas, mientras evocas la tempestad, la maldita manía de pensar que las cosas pueden cambiar.
a) Nunca aprendí a divertirme
b) Envejecí a mis 8 años de manera irreconciliable con el universo, que se mece sobre el hombro del que está acorde con la vida.
c) El amor me invita a sacar el patetismo del centro de mis sentimientos desmesurados, como dicen por ahí.
Con las alternativas anteriores predispuestas al fracaso hipotético de una respuesta bien entendida o, por lo menos, que no se contradiga con pequeños momentos laterales de la condición sujeta a mis pequeñas propuestas, dignas de que carcajadas se posen en su veracidad, podría construir lo que se le suele llamar camino, alias destino y todas esas palabras altisonantes que se emplean para denominar la vida y cómo la recorremos, si es que existe la linealidad, claro está.
Puede que de comprensión ilimitada carezca y sólo tenga mis soliloquios mal planteados, mal plantados en el panorama mundial que se contuerce por los momentos en que la pérdida de lucidez se apodera de los ilusos, malos reos de este gobierno extremo de la vida porque
a) La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida
b) Los caminos no se cruzan, sólo se vislumbran momentos de encuentro por el simple hecho de que el masoquismo es un método ultra utilizado, mientras yo creo que es mi manera de expresarme.
c) La vida es una sola y hay que vivirla a concho (pero mejor deshecho la última alternativa, por lo menos para los que sabemos que la vida es múltiple).
Los casos anteriormente estipulados me llevan al suicidio crónico de las mañanas, que se perfilan distantes unas de otras, pero circularmente hablando, podemos tangencialmente experimentar que todo es una gran mentira, consecuencia de los programas de televisión y tantas otras lacras sociales, de aquellas que instauran la ignorancia como punto de partida para convencer al público asistente de que mañana será otro día y hay que vivirlo con alegría. Patrañas inventadas por un tal Jesús, que tiene de su parte a la población mundial, de donde originalmente se inició el problema, más específicamente la juventud que me invita a mirar por la ventana mientras de otras maneras se manifiestan las subversiones que no comprendo, mientras busco
a) El amor
b) La amistad
c) Mi propia aceptación
Concluyentemente precisa, precisamente concluyente, pero por sobre todo verdadera es la inestabilidad de la posición actual de los astros, que vienen a incidir en mi ánimo tal como lo leí en el horóscopo de la mañana, segunda biblia para algunos. Pero sobre todo cabe destacar que me falta convivir plácidamente con mis condenas, mis existencialmente podridos sentimientos de los cuales nacen las inseguridades que me provocas, mientras evocas la tempestad, la maldita manía de pensar que las cosas pueden cambiar.