La salida está señalada con luces de neón, la salida me la dan los días y las noches, las culpas y todas las lágrimas que a estas horas he expelido por no verte llorar. Pensé que suficiente era demasiado, pero soñar cuesta mucho y por el onírico deseo de verme a tu lado feliz he despedido promesas que otrora hubiesen sido la realidad más pertinente.
De historias yuxtapuestas se han construido los mejores argumentos, pero el mío se compone de un protagonista que se cambia hasta de sexo por complacer al amor y de tu antagonismo perpetuo. Tendrá que morir un personaje al final, claramente no serás tú.
Es nada, es vacío, es abulia. Es esa inseguridad basal, es tu absurda idea de menoscabar un iluso corazón que late y late por sí solo, cuando de matarlo estoy dispuesta justo cuando llegas con una caricia mezquina para llenarlo de precaria plenitud. Y no es justo para el que vive desangrando las mañanas para acaecer la noche en la soledad de andar con un alma rota y bototos. Es nada.
Cartas a la posteridad confeccioné con dolor, se han perdido en la virtuosidad de mi deficiencia virtual, pero los días pasan, las ganas se esfuman y nada más... porque es nada lo que soy, porque es nada a lo que voy, porque es nada lo que doy.
Y cuando es nada sólo quedan dos opciones y yo quiero la más fácil...