La visión de los vencidos
Jun. 19th, 2011 08:40 pmMás temprano que tarde.
El insomnio de la mañana, ese pequeño resquicio de día en que el sueño puede prevalecer, me trae la noticia. Se expande por mis brazos una descarga eléctrica y empiezo a recorrer el espacio en blanco, las sábanas rotas, el calor que se escapa. Suelen ser los finales así, un montón de culpas como triste estandarte de lo que no fue, llantos a medio camino y tanta palabra vacía. Rencor vestido de dignidad y la capitulación frente a la verdad.
En las plazas públicas y las estaciones de metro, en las calles apedreadas, en los lugares en que solía residir la felicidad, sólo quedan recuerdos de mi rendición. Es que pelear contra fuerzas que desconozco se me hizo imposible y yo, que de imposibles conozco nada más que los probables, me fui haciendo llantos y recriminaciones que no llevan a cambios. Porque la gente es inmutable, me lo enseñó la vida, me lo enseñó una mujer perdida entre los escombros de lo que nos pasó.
El insomnio de la mañana, ese pequeño resquicio de día en que el sueño puede prevalecer, me trae la noticia. Se expande por mis brazos una descarga eléctrica y empiezo a recorrer el espacio en blanco, las sábanas rotas, el calor que se escapa. Suelen ser los finales así, un montón de culpas como triste estandarte de lo que no fue, llantos a medio camino y tanta palabra vacía. Rencor vestido de dignidad y la capitulación frente a la verdad.
En las plazas públicas y las estaciones de metro, en las calles apedreadas, en los lugares en que solía residir la felicidad, sólo quedan recuerdos de mi rendición. Es que pelear contra fuerzas que desconozco se me hizo imposible y yo, que de imposibles conozco nada más que los probables, me fui haciendo llantos y recriminaciones que no llevan a cambios. Porque la gente es inmutable, me lo enseñó la vida, me lo enseñó una mujer perdida entre los escombros de lo que nos pasó.
Más temprano que tarde me declaré vencida. Saltando charcos me vuelvo donde partí o quizás antes, cuando el sol tenía sentido, la lluvia era un regalo y la mañana era parte de mis sueños.
No me sirve la promesa tan débil, el deseo tan tibio.
Íbamos a ser felices, quizás en un mundo paralelo lo somos.
No me sirve la promesa tan débil, el deseo tan tibio.
Íbamos a ser felices, quizás en un mundo paralelo lo somos.