Pasajera en Trance

De momento se cerró el telón, porque por un instante pensé que podría ser yo la que cantara en el oído interno de la música, que arrebataron sin piedad los fantasmas debajo de mi cama que envuelven las sábanas desprendidas que, como pétalos frágiles, ruedan por el suelo.

No me acordaré siempre de lo que siento cuando me comience a repetir palabras, porque todo está plasmado por si acaso alguien le interesa. Como testimonio de una huella que se va con el viento, mientras yo trato de hacerlas fuego quemante que incendié el mar por las noche.

Asumo estoica la cantidad de melodías que han sido mías por un momento, que ahora me esfuerzo por rememorar mientras aire suena desde lejos, como el murmullo de una suicida en potencia, que mi reflejo creí, sólo que en morena.

Y aquella que histérica lloraba se calmó fuera de mí, lejos, muy lejos de cada elefante que contaba con mucho cuidado hasta que pasara la hora. La carabinera de la nación se fue por la autopsia correctora hacia la marea de otro momento, que se encuentra fuera de aquí. La mentira se hizo verdad cuando calló el amor encima del que inventaba inteligencia artificial, que construía en la casa de su abuela su fortaleza. De misionera se vistió la que nunca me quiso, que con pelotas cuadradas que caían en mi cabeza redonda, me decía callada exagerada. Las primeras son madres

La más importante es demasiado concurrida como para dedicarle una sola palabra más.

Otras muchas se fueron de mi tintero, porque no podría hablarles del amor que creció tanto en mí, que caí en depresión solitaria.

No reclamo, sólo digo que fueron parte de mí las que hoy deben mirar hacia el cielo y ver la figura de una amistad forjada con sangre y que hoy es sólo eso...sangre.